Las vacaciones de 2009, agosto, una ciudad cerca de Varsovia. Todos los días con mucho calor. El año escolar a la vuelta de la equina y un chaval polaco que se aburre como una ostra. Cada fin de semana sí que tiene ALGO que hacer. O se sienta enfrente de la tele, o se va al estadio de su querido equipo. Por desgracia, el 22 de agosto de 2009 su equipo juega como invitado. “Otra vez me aburriré en casa” – piensa el chaval (que soy yo, por si no os habéis dado cuenta antes). Por suerte, no sólo él está obsesionado por el fútbol...
¡A Dortmund!
En mi familia todos los hombres tienen una cosa que les une. Un tema que siempre provoca mucho jaleo. Un tema infinito e imprevisible – el fútbol. Mi primo – Bartosz – sin lugar a dudas, pertenece a este grupo. Es un gran hincha del Borussia Dortmund. Se convirtió en un forofo del equipo alemán después de su victoria en la Champions League en 1997. Uno de sus grandes sueños fue ir a Dortmund para ver un partido de su querido club. Hasta las vacaciones del 2009 no cumplió su deseo porque no tenía con quién ir. Durante una cena familiar Bartosz me propuso que me fuera con él a Alemania para ver el partido entre BVB Borussia Dortmund y VfB Stuttgart. Le contesté que sí, pero con la condición de que no hubiera un partido de mi querido equipo el mismo día. Como mi club el día 22 de agosto jugó fuera de su casa, pudimos ponernos a organizar el viaje.
En Alemania
Nuestro avión despegó del aeropuerto de Varsovia a las 6 de la mañana. Queríamos gastar lo menos dinero posible y por eso aceptamos esta inconveniencia. Llegamos a Dortmund 80 minutos después. Desde el principio empezaron los problemas. Sin el conocimiento del idioma alemán tuvimos problemas con comunicarnos con la gente. Llegamos al centro de la ciudad y después de dos horas de búsqueda encontramos una información turística. Allí nos dijeron dónde se hallaba nuestro hotel. Cogimos el tren sin comprar los billetes porque... no sabíamos donde estaban las taquillas. Si nos hubieran pillado, habríamos tenido problemas... Nos alojamos en un hotel. Nos tocó una habitación de cuyas ventanas se podía ver el estadio.
Nos dirigimos hacia el estadio tres horas antes del partido. Queríamos “sentir” el ambiente, visitar la tienda oficial del club, pasear por las cercanías del estadio y encontrar nuestros asientos (la capacidad de Signal Iduna Park es 80708 y por eso tardamos bastante en la búsqueda).
El partido
El Borussia empató con el Stuttgart 1:1, pero el marcador no me importaba tanto. Lo que me interesaba fue comparar el fútbol alemán con el polaco y el español (de esto os contaremos más tarde). Lo que me sorprendió fue la actitud de los hinchas de ambos equipos. Antes del partido vi a muchos forofos en un bar cercano. En una mesa estaban sentados hinchas de ambos equipos. Llevaban distintas camisetas y bufandas, pero permanecían tranquilos. Mira – le dije a mi primo – en Polonia esto sería imposible. Bartosz me contestó: “Lo que les une es la misma pasión”. Durante el partido los hinchas de ambos lados apoyaban a sus equipos. En el estadio había mucho ruido, se podía sentir la tensión. Me impresionaron los forofos del Borussia que son unos de los mejores del mundo. Durante los 90 minutos no pararon de cantar, saltar y aplaudir.
El viaje a Dortmund fue una aventura estupenda que me dio la posibilidad de ver el fútbol a nivel internacional. A pesar de no ser un hincha del Borussia, creo que un día volveré a Signal Iduna Park. No, no creo, estoy seguro de que lo haré...
domingo, 14 de marzo de 2010
Dos polacos en Alemania
Autor: Marcin Tuszyński o 14:44
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